Alegres, juguetones, curiosos, glotones y enérgicos, 5 palabras que caracterizan a los cachorros en su cotidianidad, si en algún momento estas actitudes son completamente opuestas ¡ten cuidado!, podrían ser la manifestación de un proceso patológico generado por un grupo de microorganismos muy agresivos, los virus.
Estos patógenos se caracterizan por ser de un tamaño submicroscópico (inferior al de las bacterias), sólo pueden multiplicarse al infectar las células de otros organismos y evaden los mecanismos de defensa del cuerpo con relativa facilidad.
Entre las enfermedades virales mas comunes en cachorros se encuentran el Parvovirus, Moquillo (Distemper), y Hepatitis infecciosa canina. A continuación, haremos un breve recorrido en la descripción, manifestación y prevención de estos trastornos.
Parvovirosis canina
Una de las dolencias más frecuentes en la práctica veterinaria. Como se mencionó anteriormente, los virus necesitan células de otros organismos para poder multiplicarse, es por esta razón que puede afectar a las células intestinales, y de la médula ósea, aunque excepcionalmente puede afectar las células del músculo cardíaco, generando los síntomas que la caracterizan.
Esta enfermedad puede afectar a caninos entre las 5 semanas y los 2,5 años, esto y la gravedad de la misma dependerá del tipo de Parvovirus que haya infectado a la mascota (ya que existen 4 tipos).
La principal forma de contagio es a través de la vía oral, al tener contacto con heces u otras secreciones infectadas, así como de objetos o sustancias que se pueden contaminar y a su vez transferir el patógeno – por ejemplo, la suela de tus zapatos. El virus se expulsa a través de la materia fecal y se sigue eliminando en la misma hasta dos semanas después del contagio.
Los síntomas suelen aparecer entre los 3 y 7 días post – infección, y variarán dependiendo del estado físico y la edad de la mascota. Aunque no existe una predisposición racial, algunas investigaciones sugieren que hay ciertas razas de perros que son más susceptibles al contagio como los Doberman, Labrador Retriever, Rottweiler, Doberman Pinscher y Pastor Alemán.
Entre los síntomas se incluyen:
Decaimiento.
Inapetencia.
Vómitos.
Diarrea (a menudo sanguinolenta).
Fiebre.
Moquillo (Distemper canino)
Es considerada una de las enfermedades por virus más peligrosas en perros, ya que la tasa de mortalidad suele ser mayor al 50%. Se caracteriza por afectar múltiples sistemas del cuerpo, entre ellos el respiratorio, digestivo, articular, ocular, cutáneo y neurológico; por esta razón se le atribuye el nombre de “la enfermedad de los mil síntomas”. Al igual que el Parvovirus, estos síntomas dependerán de factores como el estado físico e inmunológico de nuestro cachorro.
La principal forma de contagio es a través de las vías aéreas, al tener contacto con secreciones respiratorias (mucosidad), orina y materia fecal contaminadas, es decir que el virus se expulsa a través de estas vías y se sigue eliminando entre 7 y 60 días después del contagio.
Los síntomas son variados y pueden retrasar o confundir el diagnóstico de la enfermedad, suelen presentarse entre los 3 – 7 días post – infección, inicialmente suelen ser leves, pero conforme pasa el tiempo se intensifican o aparecen nuevos síntomas, entre estos se incluyen:
Tos (Seca o productiva).
Secreción mucosa o purulenta en nariz y a nivel ocular.
Conjuntivitis.
Vómitos y diarrea.
problemas dermatológicos (hiperqueratosis de almohadillas, descamación cutánea, etc.)
Neurológicos (temblores, parálisis, convulsiones, etc.)
También puedes leer: ¿Qué es el parvovirus canino?
Hepatitis infecciona canina
Gracias a los esquemas de vacunación actuales, esta enfermedad es menos frecuente que las anteriormente mencionadas, pero hoy en día, es posible seguir observando este tipo de casos en la práctica clínica.
Este mal se caracteriza por la rápida muerte del cachorro, que puede ocurrir en el transcurso de unas pocas horas a unos pocos días después del contagio.
La principal forma de contagio es a través de la ingestión de saliva, heces u orina de otros cachorros infectados. La manera más común de eliminación del virus es por medio de la orina, que puede contener al patógeno hasta durante 6 meses después de la infección.
Los síntomas se manifiestan entre los 4 – 6 días después del contagio e incluyen:
Fiebre.
Decaimiento.
Vómito.
Diarrea.
Edema corneal. (da un aspecto azulado al ojo - característico de la enfermedad
¿Cómo puedo prevenir el contagio de estas enfermedades a mi cachorro?
La manera más fácil, económica y eficaz de prevención es por medio de la vacunación. El Parvovirus, el moquillo y la hepatitis viral forman parte de la primera etapa vacunal de los cachorros, estas vacunas deben ser aplicadas cuando nuestro nuevo y juguetón compañero tenga una edad aproximada de 45 – 60 días.
Es de suma importancia conocer el origen de nuestra mascota, ya que los cachorritos que provengan de lugares donde las condiciones higiénicas o sanitarias sean deficientes, o dónde exista el hacinamiento de múltiples camadas, tienen una mayor incidencia en este tipo de patologías. Así que es recomendable evitar la adquisición de nuestra mascota en lugares que presenten este tipo de características. Evalúa el estado general de tu cachorro y recuerda que su comportamiento debe manifestar las 5 palabras que mencionamos al inicio del presente artículo.
No pases por alto signos o síntomas que llamen tu atención, ante cualquier duda o inquietud comunícate o acércate a tu centro veterinario de confianza para evaluar la condición de tu cachorro.
Sigue las recomendaciones de tu médico veterinario de cabecera, seguramente escucharás la siguiente frase por parte de él: “no lo saques a pasear antes de completar su plan vacunal”, recuerda que hacer caso omiso a las mismas podrían acarrear graves consecuencias para su vida y salud, ten presente que su organismo se encuentra bajo ataque constante de múltiples patógenos y debemos brindarle las herramientas para poder ganar esas batallas invisibles.
Como habrás podido leer en este breve artículo, las formas de contagio de estas enfermedades son diversas y no necesariamente debe haber contacto con otra mascota infectada para que se produzcan.
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