Existe la creencia popular de que perros y gatos no se llevan bien, por esto para muchos no es adecuado relacionar estas dos especies al pensar que pueden originarse peleas y lesiones graves, sin embargo, cuando esta relación se da en un entorno saludable y de la manera adecuada, puede llegar a ser una gran idea que fortalece el carácter tanto del gato como del perro.
Es claro que el comportamiento de un felino es marcadamente diferente al de un canino, sobre todo en lo que respecta a su relación con el humano y otros individuos de su especie. Por ejemplo, el perro suele ser más extrovertido a la hora de acercarse a otro individuo de su interés, mostrándose más emocionado y accionando su olfato marcadamente; por otro lado, un gato, aunque usa también su olfato como primer acercamiento, es más sigiloso y se acerca de una manera tranquila y prevenida. Dadas estas diferencias, es común que se cometan errores a la hora de presentar a estas dos especies, por eso te damos unos tips útiles que harán que este proceso sea satisfactorio y tranquilo.
Los nervios no ayudan
Todos los animales perciben en cierta medida los cambios de ánimo que expresamos, esto a través de sus afinados sentidos capaces de captar procesos químicos corporales que se dan cuando mostramos temor, angustia, tristeza e incluso estrés. Por este motivo, a la hora de presentar a un perro y un gato es importante que estés sereno y no haya agentes estresantes alrededor, como ruidos fuertes, muchas personas u otros animales, pues tanto el felino como el canino se sentirán inseguros y pueden reaccionar agresivamente provocando que la situación se torne en una riña.
La edad puede influir
Sin ánimo de discriminar ni generalizar, sí es cierto que la edad puede influir a la hora de relacionar a animales de diferentes especies. Es de gran ayuda que los animales a relacionar sean cachorros, pues en esta etapa hay mayor receptividad a los cambios, y los primeros acercamientos en la crianza van a hacer que a lo largo de su desarrollo la relación con la otra especie sea normal en sus vidas. No obstante, es posible relacionar a dos adultos o a un adulto y un cachorro, pero este proceso requiere de un poco más de paciencia, seguimiento y cuidado sobre todo cuando el gato o el perro tiene problemas de agresividad.
No los presiones
Muchas veces este proceso requiere de tiempo y de dar cierto espacio para el reconocimiento y la aceptación por parte de los animales. Es común que se sientan intimidados por la invasión de su territorio sobre todo cuando uno de los animales lleva más tiempo en el hogar. Normalmente el perro, al notarse más curioso, es más “explosivo” al acercarse y el gato puede llegar a tener una reacción de defensa agresiva, por eso es cuestión de tiempo y de evitar que el perro se sobrepase invadiendo el espacio “personal” del gato, así poco a poco el felino sentirá que puede acercarse a conocer al canino y empezar la identificación de éste como un cohabitante y no como un peligro.
Analiza la "personalidad" de cada uno
Generalmente se conoce la personalidad de alguno de los dos animales, esto es de gran ayuda para tener una idea de cuál puede ser el resultado del primer acercamiento. Si sabes que existen problemas de agresividad, nerviosismo, territorialidad marcada o inclusive si el animal es muy consentido, este procedimiento tiene que ser más cuidadoso para evitar problemas e incluso lesiones. Es recomendable acudir a expertos en comportamiento animal que hagan este proceso más seguro para ti y tus peluditos.
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Ambos deben tener la misma atención
Se cree que los gatos son independientes, sin embargo, deben tener la misma atención que obtiene un canino, aunque no sea de la misma manera. Por ejemplo, si sacas a pasear a tu perro, al llegar a casa juega con tu minino, comparte de una sesión de ejercicio que permita fortalecer tu relación con él y al mismo tiempo que no sienta celos hacia el canino; del mismo modo si consientes por largos periodos a tu gatito has lo mismo con tu perro, pues ellos también pueden sentir que le prestas más atención al felino llegando a verse reflejado en una mala relación con el mismo. Por este motivo te recomendamos dar la misma atención, amor y cuidado, así la relación con ellos y entre ellos será más sana y divertida para todos
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Establece las mismas reglas
No permitas que uno de los dos animales tenga mayor libertad o menos reglas. Claramente los dos animales son diferentes y requieren de distintos lineamientos en el hogar, sin embargo, ser más o menos estricto con alguno va a generar confusión en la relación que tengas con ambos llegando a generar disturbios inclusive entre ellos. Por eso, aunque la crianza de un perro y un gato es diferente, si estableces reglas para cada uno éstas deben ser cumplidas. Para que esto sea más fácil, acude a un profesional en comportamiento animal que pueda darte consejos específicos dependiendo de las particularidades de tu perro, tu gato y tu hogar.
Cada uno debe tener su espacio y sus cosas
Aunque compartan el mismo hogar, cada uno debe contar con su espacio para dormir, sus propios juguetes y su propio plato de comida y de agua, esto se debe a que cada uno debe formar un sentido de pertenencia por sus artículos y así mismo respeto por el de los demás. ¡OJO no permitas que esto se convierta en un motivo para que no compartan! Ambos deben respetar sus espacios, pero no deben actuar agresivamente si alguno se acerca a los objetos del otro, esto también debe ser modulado para que no se generen riñas o una mala relación en general.
Disfruta
Las relaciones entre felinos y caninos pueden llegar a ser muy sanas y beneficiosas para los implicados, lo importante es llevar a cabo este proceso con paciencia y convicción. Obtener lo mejor de estos dos mundos tan diferentes es increíble, no te cierres a la oportunidad de ver de cerca un proceso tan bello como la interacción entre especies.
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