El tratamiento con Ozono se contempla como un estrés oxidativo transitorio, que resulta en un choque terapéutico para el organismo enfermo, que da lugar a una renovada síntesis de proteínas y enzimas antioxidantes. Por esta razón siempre se debe comenzar con dosis y concentraciones bajas, pero que se encuentren por encima del nivel de umbral para lograr una mejor tolerancia al ozono, ya que a estas dosis se asegura que la actividad del gas se de solamente en los tejidos circundantes, dónde se busca que inicialmente tenga acción.

Cabe resaltar que debe existir una personalización de la dosis ideal de Ozono, la terapia busca el tratamiento de pacientes a nivel individual, ya que por lo general entre pacientes varía el compromiso preexistente del sistema antioxidante en diversos niveles.

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Cuando el organismo se oxigena el efecto de regeneración de los tejidos es inmediato, algunos estudios desarrollados en pacientes con enfermedades crónicas articulares se ha descrito que los beneficios del Ozono en los pacientes permanecen hasta por 6 meses, tras un período de tratamiento de varias sesiones.

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